2º domingo durante el año. Verde.
Is 49, 3-6; Sal 39, 2. 4ab. 7-10; 1Cor 1, 1-3.
Evangelio según San Juan 1, 29-34
Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel». Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo”.
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios».
Puntos para tu oración
¿Qué sintió Juan en la visita de María a Isabel? (Lc 1, 44). Jamás sabremos a ciencia cierta qué sucedió en aquel niño. Sin embargo, aquel salto que dio en el vientre de su madre cambiaría su destino para siempre. Aquel primer encuentro con el Salvador convirtió al bautista en testigo de la hazaña divina. Juan es el último de los profetas bíblicos. Es el que señala a Jesús como ‘el cordero de Dios que quita el pecado del mundo’.
En este segundo encuentro, Juan al ver a Jesús salta de gozo como aquella primera
vez. Las memorias del corazón del bautista le anuncian que un nuevo encuentro está en camino. Que aquello de lo que tantas veces se preguntó era verdad, mientras una voz resuena en su interior ‘…yo lo he visto…es el Hijo de Dios’.
Pidamos a nuestro corazón que nos recuerde siempre como a Juan las hazañas de Dios con nosotros.
Franco Raspa, SJ.