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30° durante el año. Verde.
Semana 2ª del Salterio.
Éx 22, 20-26; Sal 17, 2-4. 47. 51; 1Ts 1, 5-10.

Evangelio según San Mateo 22, 34-40

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con él, y  no de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”.

Puntos para tu oración

La pregunta dirigida a Jesús no es otra cosa que una búsqueda de síntesis de la creencia del pueblo elegido. Es la pregunta por lo esencial, por el núcleo central de la fe de los judíos. Y Jesús, como buen judío, responde citando las Escrituras, resaltando lo esencial de todos los mandamientos: el amor. “Amarás…amarás…”, repite Jesús. Amar a Dios (Dt 6,5) y al prójimo (Lv 19,18b). Pero Jesús no habla de love. No se refiere al amor tal y como lo entiende nuestra cultura actual. Jesús es judío, por tanto, piensa como judío, siente como judío y ama como judío. Por eso, habla del amor que conoce. Para él, amar (del hebreo ‘aheb) es la capacidad que tiene el ser humano de darse, de entregar aquello que tiene y posee. No es sólo un sentimiento, sino una decisión. No es algo puramente afectivo, sino efectivo. Y es de esto que pende toda la Ley y los profetas.

Alfredo Acevedo, SJ.

Confiaré en Tí

Dios, Señor Mío, no tengo idea de adónde voy.
No veo el camino delante de mí.
No puedo saber con certeza dónde terminará.

Tampoco me conozco realmente, y el hecho de pensar que estoy siguiendo tu voluntad no significa que en realidad lo esté haciendo.
Pero creo que el deseo de agradarte, de hecho te agrada.

Y espero tener ese deseo en todo lo que haga.
Espero que nunca haga algo apartado de ese deseo.
Y sé que si hago esto me llevarás por el camino correcto,
aunque yo no me de cuenta de ello.

Por lo tanto, confiaré en ti
aunque parezca estar perdido
a la sombra de la muerte.
No tendré temor
porque estás siempre conmigo,
y nunca dejarás que enfrente solo mis peligros.

Thomas Merton