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Feria. Verde.
2Co 1, 1-7; Sal 33, 2-9.

Evangelio según San Mateo 4, 25—5, 12

Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de Transjordania. Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron».

12 certezas del Sagrado Corazón – Misericordia en tu debilidad

La cuarta certeza del Sagrado Corazón de Jesús es su misericordia ante nuestros pecados. Esta certeza nos llena de consuelo y esperanza, especialmente en los momentos de debilidad y cuando nos enfrentamos a nuestras propias faltas.

El Corazón de Jesús llevó sobre sí mismo el peso de nuestros pecados y nos invita a dejar atrás nuestras cargas y recibir su gracia sanadora.

Cuando caigas en la debilidad y cometas errores, quiero recordarte que Jesús te muestra su misericordia incondicional. No importa cuán grande sea tu pecado, Él siempre estará dispuesto a perdonarte y brindarte una nueva oportunidad. Su amor no tiene límites ni condiciones. Confía en su amor infinito, sabiendo que su misericordia te restaurará y te dará la fuerza para seguir adelante.

El corazón herido por el pecado puede encontrar sanación en el Corazón de Jesús. Su misericordia es como un bálsamo que cura nuestras heridas más profundas. No hay nada que pueda separarnos de su amor. Su gracia y perdón son más poderosos que cualquier transgresión que hayamos cometido. No importa cuantas veces hayamos fallado, Jesús siempre está dispuesto a acoger nuestros corazones arrepentidos ya ayudarnos a crecer en su amor.

No importa cuán oscuro sea tu pasado, cuántos errores hayas cometido o cuán herido te sientas, el Corazón de Jesús está abierto para ti. Él te espera con los brazos abiertos, listo para perdonar y sanar tu corazón.

Javier Rojas, SJ.
Red Mundial del Papa ARU.