1° Martes de Cuaresma. Morado.
Is 55, 10-11; Sal 33, 4-7. 16-19.
Evangelio según San Mateo 6, 7-15
Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre de ustedes que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Una vida intensa
No es más fuerte quien no llora,
o quien no tiembla,
o quien no vacila.
No es más fuerte quien más grita
o quien menos duda.
No es más fuerte quien golpea con más contundencia.
Es fuerte quien está dispuesto a arriesgarse,
aunque en el camino el corazón
se le atraviese una y mil veces.
Quien se atreve a hablar en tiempos de silencio.
A ser tenido por idiota
por aventurarse a amar sin medida.
Porque quien así vive y actúa no tendrá mucho descanso,
pero sí una vida intensa, y apasionante,
y apurará la humanidad en sí mismo y en los otros.
Pastoral SJ.