San Estanislao, obispo y mártir. (M). Rojo.
Hech 5, 27-33; Sal 33, 2. 9. 17-20.
Evangelio según San Juan 3, 31-36
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo está por encima de todo. Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.
El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Correr
Correr tras tantos cadáveres
Tras tantos desánimos
Tras tanta efervescencia inútil
Tras nuestras ideas de cómo debe ser el mundo
Tras las últimas noticias
Tras tantas urgencias sin urgencia
Correr con una prisa autoimpuesta…
Hasta llegar al sepulcro vacío de nuestra propia decepción donde no está lo que pensamos que ibamos a encontrar,
donde no hay más que unos indicios frágiles del cumplimiento de una promesa increíble… Jesús resucito!
Allí están las vendas y el sudario tirados en el suelo sin cuerpo que acariciar, sin muerte que envolver…
Allí están diciendo lo que pasó,
Anunciando que quien esté con los ojos abiertos podrá creer, podrá ver más allá, podrá confiar en el misterio de un Dios que no se deja atrapar por ningún ropaje mortuorio, ningún aceite embalsamador, ninguna idea bonita…
Dios inaugura un nuevo ritmo, un nuevo tiempo para la vida de los hombres: el tiempo resucitado que confía en los procesos lentos, en la urgencia de solo amar.
Emmanuel Sicre, SJ.