Jesús, amigo fiel, ha sido el compañero constante en mi vida, en los momentos de alegría y tristeza. Tu presencia ha hecho que cada experiencia se convierta en un valioso aprendizaje, mostrándome la importancia de la gratitud en los momentos felices y la fortaleza que se encuentra en la adversidad.
Jesús, hermano amado, gracias por ayudarme a transformar el dolor en una oportunidad para crecer en compasión hacia la humanidad que sufre la injusticia. Tu ejemplo de amor incondicional y sacrificio me inspira a ver en cada herida una oportunidad para sanar y en cada injusticia una llamada a la acción.
Jesús, maestro de vida, tu sabiduría es mi faro en los momentos de dificultad. Tu enseñanza me ha ayudado a ver que incluso en los desafíos más grandes, hay lecciones valiosas esperando ser descubiertas. Con tu guía, quiero aprender a extraer sabiduría de cada situación, a encontrar un propósito en medio de la confusión y a crecer espiritualmente a través de la reflexión y la fe en tu divina providencia.
En tu nombre, Señor Jesús, amigo, hermano y maestro, eleva esta oración, agradeciendo por tu amor constante y tu guía en mi vida.
¡Así lo creo, así es, así será!
Amén.
Javier Rojas, SJ.