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San Alfonso María de Ligorio. (MO). Blanco.
Éx 33, 7-11; 34, 5-9. 28; Sal 102, 6-13: Mt 13, 36-43.
(LS) Rm 8, 1-4; Sal 118, 9-14; Mt 5, 13-19.

Evangelio según San Mateo 13, 36-43

Dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo». Él les respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!».

Al despertar agradezco

Al despertar agradezco a la vida,
y nunca quisiera volver a dormir.
Quiero que ese gracias sea mi alimento y mi aliento;
sea mi grito y mi canto, sea mi compromiso y mi destino,
sea mi pasión y mi ilusión.
Quiero que ese gracias sea,
a fin de cuentas, mi muerte.
Para con otros ‘gracias’ resucitar juntos.
Despertar con los pobres.
despertar con los excluidos y hasta vendidos.
Despertar con los migrantes,
despojados de sus tierras.
Despertar defendiendo la tierra y el agua.
Despertar en tu Reino presente entre nosotros.
Despertar encarnando tus sueños.

Marcos Alemán, SJ.