Memoria de San Basilio Magno y san Gregorio Nacianzeno, Obispos y doctores de la Iglesia.
1 Jn 2, 22-28; Salmo 98:1-4.
Evangelio según San Juan 1, 19-28
Éste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: «¿Quién eres tú?»
Él reconoció y no negó quién era. Él afirmó: «Yo no soy el Mesías». De nuevo le preguntaron: «¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?» Él les respondió: «No lo soy». «¿Eres el profeta?» Respondió: «No». Le dijeron: «Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?» Juan les contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta Isaías».
Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: «Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?» Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias».
Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.
Año nuevo
Te encomiendo, Señor, el nuevo año:
Para que sigamos adelante.
Para que me mire en ti,
que la acogida sea mi estilo
y la solidaridad, m modo de estar.
Para que el otro me importe más
y me preste menos atención a mí mismo.
Para que no te olvide,
aunque cuando no te recuerde.
Y para que sepa esperar
cuando no te sienta cerca.
Para que esculpa en mis entrañas
un ‘gracias’ por lo aprendido en este año
y recuerde el dolor que nos unió.
Por un nuevo año que, sea como sea,
lo viva contigo y de cerca.
Óscar Cala, SJ.