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Feria. Dedicación de la Basílica de Santa María. (ML). Verde/Blanco.
Lev 25, 1. 8-17; Sal 66, 2-3. 5. 7-8; Mt 14, 1-12.

Evangelio según San Mateo 14, 1-12

La fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: “Éste es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos”. Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía: “No te es lícito tenerla”. Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta. El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías, bailó en público, y le agradó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera. Instigada por su madre, ella dijo: “Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista”. El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y ésta la presentó a su madre. Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.

Darse por entero a pesar de los miedos

Siempre damos esperando algo a cambio, pero que difícil es simplemente darnos. Es que en esto consiste el Amor: darse sin reservas, sin guardar nada, sin esperar nada. Incluso aunque haya miedos que aten todos nuestros esfuerzos.

Dar(se) a pesar de los miedos. Como María, que con un SÍ, entregó su vida entera. Como María que no se paralizó ante el miedo, sino, por el contrario, se dio abandonándose y confiada en las manos de Dios.

Animate a dar el sí que tu vida necesita para ser transformado por ese Amor.

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