Feria. Morado.
Is 11, 1-10; Sal 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17.
Evangelio según San Lucas 10, 21-24
Al regresar los setenta y dos discípulos de su misión, Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”.
Ser voluntario
Voluntario no es la persona que tiene “voluntad”, sino quien tiene amor. La buena voluntad no basta. El voluntario es la persona que ha descubierto el poder transformador del amor y el valor incuestionable de la vida humana. Ser voluntario es más un estilo de vida, una forma de ser que una acción concreta. El voluntario no es la persona que hace “algo” por los demás, sino quién vive de una determinada manera y hace de ello su manera de estar en el mundo.
Javier Rojas, SJ.