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Misa a elección. (F). Verde.
San Norberto, Obispo. (ML). Blanco.
Tob 2, 9-14; Sal 111, 1-2. 7-9.

Evangelio según San Marcos 12, 13-17

Le enviaron a Jesús unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?». Pero Él, conociendo su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario». Cuando se lo mostraron, preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?». Respondieron: «Del César». Entonces Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios». Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.

Fuegos de Pentecostés

El don de entendimiento.  El don de ver con claridad. “El entendimiento es un don divino que nos permite comprender lo que Dios nos pide. A través del entendimiento, podemos ver más claramente la voluntad de Dios y discernir lo que es bueno y lo que no lo es. Es una capacidad que nos ayuda a vivir una vida más plena y libre.

La vida puede ser confusa y estar llena de incertidumbre. A veces, nos enfrentamos a decisiones difíciles y no sabemos qué camino tomar. En esos momentos, es el don entendimiento del Espíritu Santo el que nos ayuda a comprender lo que estamos viviendo y nos da luz para discernir el camino por donde debemos continuar. Este don maravilloso es el que nos da la capacidad de ver más allá de nuestras propias limitaciones y de entender todo desde la perspectiva divina.

El don de entendimiento nos ayuda a encontrar un propósito y sentido en todo lo que hacemos, y a orientar nuestras acciones para que tengan un impacto positivo en el mundo que nos rodea. El entendimiento nos ayuda comprender nuestro propósito en la vida.

Este don divino del entendimiento nos ayuda a discernir la voluntad de Dios para encontrar el propósito de nuestra vida”. Javier Rojas, SJ.