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De la feria. Verde.
Tob 6, 10-11; 7, 1. 9-16; 8, 4-9a; Sal 127. 1-5.

Evangelio según San Marcos 12, 28-34

Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?». Jesús respondió: «El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos». El escriba le dijo: «Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y queamarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios». Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: «Tú no estás lejos del Reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Discípulo

Maestro Jesús,
no he sido yo quien te ha elegido a ti,
has sido tú quien me ha llamado por mi nombre,
para que comparta contigo
los avatares del camino
de Galilea a Jerusalén.

Tú, que me explicas en la soledad
el significado de las parábolas
del Reino de Dios,
ayúdame a creer, vivir y amar el Evangelio
permaneciendo unido a ti,
como el sarmiento al tronco de la vid.

Tú me llamas a ser tu discípulo,
para que donde tú estás, allí esté yo contigo,
y para enviarme a predicar la conversión a las gentes,
curar en tu Nombre toda enfermedad y toda dolencia,
y expulsar demonios.

Anunciando la buena noticia a los pobres,
y a los afligidos el consuelo.

Maestro, dame fortaleza y sabiduría
para renunciar a todo por ti,
que yo me esfuerce por entrar por la puerta estrecha,
y que lleve contigo la cruz de cada día,
negándome a mi mismo para seguirte.

Jesús, tú prometiste no dejarme huérfano,
yo vivo en el tiempo en que nos ha sido arrebatado el esposo,
envía sobre mi tu Espíritu Santo
que él me haga recordar tus palabras de vida,
y me haga testigo de tu Pascua
en Jerusalén, en Samaría y hasta los
confines de la tierra

Jesús, querido amigo,
viviendo contigo,
compartiendo tu vida y tu misión
quiero llegar a conocerte,
así cuando me mires a los ojos y me preguntes
no lo que los demás dicen de ti,
sino lo que yo mismo creo en mi corazón
pueda decirte con Pedro:
«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios bendito,
el Mesías que había de venir al mundo»
Amén.

Reflejos de Luz