De la Octava de Pascua. Blanco.
Hech 2, 14. 22-33; Sal 15, 1-2a. 5. 7-11.
Evangelio según San Mateo 28, 8-15
Las mujeres, que habían ido al sepulcro, después de oír el anuncio del Ángel, se alejaron rápidamente de allí, atemorizadas pero llenas de alegría, y fueron a dar la noticia a los discípulos.
De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: “Alégrense”. Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: “No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán”.
Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido. Éstos se reunieron con los ancianos y, de común
acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna: “Digan
así: ‘Sus discípulos vinieron durante la noche y robaron su cuerpo, mientras dormíamos’. Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo”. Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna. Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día de hoy.
Luces de resurrección.
Jesús resucitó, ¿y ahora qué?. La resurrección de Jesús es el evento central del cristianismo y constituye la piedra angular de la fe cristiana. Este hecho no solo confirma que Jesús es el Hijo de Dios, sino que también es quien establece la promesa de vida eterna para todos los creyentes. Sin embargo, la resurrección no es solo un evento histórico, sino que es una realidad viva y presente en nuestras vidas. Por lo tanto, es importante aprender a vivir desde la conciencia de la resurrección.
Vivir desde la conciencia de la resurrección significa reconocer que ese hecho es una realidad viva y presente en nuestras vidas. De este hecho se desprenden actitudes y cualidades, virtudes y dones del Espíritu de Dios que debemos cultivar porque nos ayudan a enfocar nuestra vida de una manera nueva, profunda y creativa. ¿Cómo hacer esto?
A través de la reflexión sobre el don de la resurrección, y durante los próximos 50 días hasta Pentecostés, te proponemos ejercitar en tu vida cotidiana actitudes, cualidades, virtudes que nacen de la resurrección y que nos ayudarán a fortalecer nuestra fe en ella y vivir en plenitud.
Javier Rojas, SJ.