19° durante el año. Verde.
Semana 3ª del Salterio.
1Re 19, 9. 11-13; Sal 84, 9-14; Rm 9, 1-5.
Evangelio según San Mateo 14, 22-33
Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. “Es un fantasma”, dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: “Tranquilícense, soy Yo; no teman”. Entonces Pedro le respondió: “Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua”. “Ven” le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: “Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios”.
Puntos para tu oración
La fe nos da la seguridad de una Presencia, la presencia de Jesús que nos empuja a superar las tormentas existenciales, la certeza de una mano que nos agarra para ayudarnos a afrontar las dificultades, mostrándonos el camino incluso cuando está oscuro. La fe, en definitiva, no es una vía de escape a los problemas de la vida, sino que nos apoya en nuestro camino y le da sentido. […] Este episodio es una estupenda imagen de la realidad de la Iglesia de todos los tiempos: una barca que, a lo largo de la travesía, debe enfrentarse también a vientos contrarios y a tormentas que amenazan con arrollarla. Lo que la salva no es el valor ni las cualidades de sus hombres: la garantía contra el naufragio es la fe en Cristo y en su palabra. Esta es la garantía: la fe en Jesús y en su palabra.
Papa Francisco.