3° de Cuaresma. Morado.
Dan 3, 25-26. 34-43; Sal 24, 4-5a. 6-9.
Evangelio según San Mateo 18, 21-35
Se acercó Pedro y dijo a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: ‘Dame un plazo y te pagaré todo’. El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: ‘Págame lo que me debes’. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: ‘Dame un plazo y te pagaré la deuda’. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: ‘¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?”. E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”.
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Buenos sentimientos. Nuestros sentimientos tienen una profunda influencia en nuestros pensamientos y estado de ánimo. Cuando nos sentimos animados, creativos y llenos de energía, es porque estamos acompañados por los llamados «sentimientos buenos», los cuales generan pensamientos positivos. Por el contrario, cuando nos abruman el desánimo, la queja y la crítica constante, es porque estamos inundados de sentimientos negativos que generan pensamientos negativos.
¿Podemos elegir qué sentimientos experimentar? No del todo, pero sí tenemos la capacidad de decidir si aceptarlos o rechazarlos. Hoy, decidimos hacer un ayuno de sentimientos negativos y llenar nuestro corazón con aquellos que son positivos y llenos de esperanza.
Javier Rojas, SJ.