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De la Feria. Verde.
1Re 19, 8-9. 11-16; Sal 26, 7-8a. 8b-9c. 13-14.

Evangelio según San Mateo 5, 27-32

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.

También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.

Certezas del Corazón de Jesús – Amor incondicional

La primera certeza del Sagrado Corazón de Jesús es que somos amados incondicionalmente por Dios. El amor divino no tiene límites ni condiciones. El Corazón de Jesús nos muestra este amor, abrazándonos con nuestras imperfecciones y pecados. No espera a que seamos perfectos para amarnos, nos ama antes de reconocer nuestras limitaciones. Él nos ama tal como somos, porque es su amor el que nos transforma.

A veces dudamos de si somos dignos del amor de Dios a causa de nuestras fragilidades y pecados. Pero debemos recordar que su amor incondicional no depende de nuestros méritos.

No importa en qué situación nos encontremos ahora, debemos confiar en que la gracia de Jesús nos acompañará. Nos dará fuerza, sabiduría y consuelo en momentos difíciles. No estamos solos, Jesús nos sostiene y nos levanta cuando caemos.

Enfrentemos los desafíos con valentía, confiando en la gracia de Jesús. Ten la certeza de que tendrás lo necesario para cumplir tu propósito y dejar una huella positiva en el mundo. No permitas que las dudas y los miedos te paralicen. Confía en el plan perfecto de Dios.

Recuerda siempre que somos amados incondicionalmente por Dios. Que el Corazón de Jesús nos inspire a vivir en la certeza de este amor, permitiendo que la gracia divina nos acompañe en la vida cotidiana. En cada paso y desafío, encuentra fortaleza y confianza en el amor inagotable de nuestro Señor.

Javier Rojas, SJ.