Jueves después de Ceniza. Morado.
Deut 30, 15-20; Sal 1, 1-4. 6.
Evangelio según San Lucas 9, 22-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga.
Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?”.
Todo pasará, menos Tú
El cielo y la tierra pasarán…
ese problema que tengo hoy,
ese pozo del que creía no poder salir,
esa tristeza que llena mis ojos de lluvia.
El cielo y la tierra pasarán…
ese éxito que hace que me crea de otra pasta,
ese cargo que me hace sentir por encima,
esa imagen en la que me endiosan y encumbran.
Al final, todo pasa.
Solo queda Dios y su amor,
y el amor, poco o mucho, que hayamos puesto
en cada mirada, en cada abrazo,
en cada palabra, en cada gesto.
Todo pasará…
menos tú, Señor.
El cielo y la tierra pasarán,
pero tu amor nunca pasará…
porque tu amor es nuestra última estación.
Fermín Negre.