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De la feria. Morado.
Sab 2, 1ª. 12-22; Sal 33, 17-21.23.

Evangelio según San Juan 7, 1-2.10.14.25-30

Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también Él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Promediaba ya la celebración de la fiesta, cuando Jesús subió al Templo y comenzó a enseñar.

Algunos de Jerusalén decían: «¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren como habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es».

Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: «¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió».

Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora.

«La esperanza es la fe que nos lleva a través de la oscuridad. Es la confianza en lo que vendrá. Es la apertura de corazón y mente para recibir las bendiciones del mañana”. Helen Keller.

Helen Keller, una mujer que conoce bien la oscuridad, nos recuerda que «La esperanza es la fe que nos lleva a través de la oscuridad» Es la confianza en lo que vendrá, «la apertura de corazón y mente para recibir las bendiciones del mañana.»  La esperanza ilumina nuestro camino, incluso cuando todo a nuestro alrededor parece oscuro.

Pero la esperanza no es simplemente la convicción de que las cosas saldrán bien. Como dijo Václav Havel, ‘La esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, sin importar su resultado final’. La esperanza es la certeza de que, sin importar los desafíos que enfrentemos, cada paso que damos, cada decisión que tomamos, cada acto de bondad que realizamos, tiene un propósito y un significado.

Así que, no importa lo que estés enfrentando, mantén viva la esperanza en tu corazón. Permítete creer en las posibilidades, en el potencial de lo que puede ser. Porque la esperanza es más que solo un sentimiento, es una elección, una decisión de creer en las posibilidades, de creer en ti mismo, de creer en un futuro mejor.

Javier Rojas, SJ.
Camino de Cuaresma.
Una luz en el desierto – Parte 14.