Sagrado Corazón de Jesús. Solemnidad (Blanco).
Deut 7, 6-11; Sal 102, 1-4. 6-8. 10, 1 Jn 4, 7-16.
Evangelio según San Mateo 11, 25-30
Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
12 Certezas del Sagrado Corazón – Paz en medio del caos
La sexta certeza del Sagrado Corazón de Jesús es que nos da paz y serenidad en medio del caos o las dificultades. En medio del tumulto y la confusión que a menudo rodean nuestras vidas, es fácil sentirse abrumado y perdido. El mundo en el que vivimos, tan lleno de emoción, ruido y caos, nos hace perder de vista lo que realmente importa. En el Sagrado Corazón de Jesús encontramos refugio de paz en medio de todo este desorden.
Cuando permitimos que el Corazón de Jesús entre en nuestros corazones, algo maravilloso sucede. La paz divina se instala en cada rincón de nuestro ser. Ya no somos esclavos de la ansiedad y la preocupación, sino que nos convertimos en testigos de un amor inmenso que nos sostiene y nos guía a través de los altibajos de la vida.
El Corazón de Jesús nos enseña a encontrar armonía incluso en medio de las diferencias y los desafíos que enfrentamos. Nos muestra el camino hacia la comprensión y el perdón, recordándonos que somos llamados a vivir en unidad y reconciliación. En nuestras familias, en nuestras comunidades y en el mundo, este amor incondicional nos capacita para construir hogares llenos de amor y paz, donde todos se sientan acogidos y amados.
Permitamos que el Corazón de Jesús transforme nuestras vidas, llevando paz a nuestros corazones y esperanza a nuestro espíritu.
Javier Rojas, SJ.
Red Mundial de Oración del Papa.
El estilo de Jesús
La fiesta del Sagrado Corazón nos invita a volver la mirada hacia Jesús para preguntarnos cómo es su modo y cómo podemos vivirlo e imitarlo en el mundo de hoy.
¿Qué hacer para derribar la corteza de la indolencia, la indiferencia, y la apatía que cubre el corazón del hombre? En el corazón del ser humano hay bondad, hay deseo de Dios, capacidad de amar, y esa pizca de “locura” que hace al ser humano una persona capaz de hacer grandes cosas por los demás. Sin embargo, ¿qué nos pasa? ¿Por qué cuesta tanto a algunos cristianos salir del propio “querer y sentir” y mirar al que está sufriendo cerca suyo? ¿Cómo es posible que muchos cristianos sigan creyendo que seguir a Jesús es cumplir unas cuantas normas? ¿Dónde quedó el deseo profundo de imitar la manera de vivir de Jesús?
Cuando contemplamos el evangelio, vemos a Jesús que se acerca al que sufre. Su amor es compasivo. Está dispuesto a acortar la brecha que existe entre las personas que sufren y la vida que Dios quiere para ellos.
Para Jesús el amor es compromiso con la dignidad humana y no sólo palabras. Su amor también es gratuito. Está dispuesto a brindar su ayuda, dedica tiempo para estar con los que sufren, presta oídos para escuchar a los demás, y no teme quebrantar la ley cuando está en juego la dignidad humana.
Por último, el amor de Jesús está llenas de palabras inclusivas y acogedoras. Las palabras de cercanía y ternura que Él dirigía a las personas enfermas, les devolvía la salud. Su manera de hablar directa y firme, pero también suave y tierna, transmitían compasión, aceptación y misericordia. Las personas se sentían curadas por Jesús porque a través de sus palabras se sentían entendidas por Él.
Y nosotros, ¿Cómo procedemos? Necesitamos recuperar ese estilo de vida que tenía Jesús y ejercer el poder sanador que también tienen nuestras palabras y gestos cuando muestran compasión, aceptación y misericordia ante sufrimiento de los demás. Para Jesús la compasión es la manera de proceder de Dios. No es una virtud más, sino su estilo de vida. No se puede aspirar a ser santos sino se procede con compasión y misericordia.
Javier Rojas, SJ.