San Ignacio de Antioquía. (MO). Rojo.
Rm 1, 16-25; Sal 18, 2-5; Lc 11, 37-41.
(LS) Flp 3, 17—4,1; Sal 33, 2-9; Jn 12, 24-26.
Evangelio según San Lucas 11, 37-41
Un fariseo invitó a Jesús a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer. Pero el Señor le dijo: “¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro”.
Milagros
Sentí a Dios tan cerca
en sus milagros
que me arrastró violentamente detrás de sí.
Y lo vi tan cerca de los que sufren,
de los que lloran,
de los que naufragan en esta vida de desamparo,
que se encendió en mí el deseo ardiente de imitarle
en esta voluntaria proximidad
a los desechos del mundo,
que la sociedad desprecia,
porque ni siquiera sospecha que hay un alma
vibrando bajo tanto dolor.
Pedro Arrupe, SJ.