Santa Isabel de Hungría. (MO). Blanco.
Santos Roque González, Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo. (MO). Rojo.
Sb 13, 1-9; Sal 18, 2-5; Lc 17, 26-37.
(LS) 1Jn 3, 14-18; Sal 33, 2-11; Lc 6, 27-38.
Evangelio según San Lucas 17, 26-37
Jesús dijo a sus discípulos: “En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos. Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre. En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de salvar su vida la perderá; y el que la pierda la conservará. Les aseguro que en esa noche, de dos que estén en el mismo lecho, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada”. Entonces le preguntaron: “¿Dónde sucederá esto, Señor?”. Jesús les respondió: “Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres”.
Oración a los Santos martires rioplatenses
Oh Dios, que enviaste a tu Hijo,
para que muriendo y resucitando
nos diese su Espíritu de amor.
Nuestros hermanos,
mártires del siglo XX,
mantuvieron su adhesión a Jesucristo
de manera tan radical y plena
que les permitiste derramar su sangre por Él.
Danos la gracia y la alegría de la conversión
para asumir las exigencias de la fe;
ayúdanos, por su intercesión,
y por la de María, Reina de los mártires,
a ser siempre artífices de reconciliación en la sociedad
y a promover una viva comunión
entre los miembros de tu Iglesia.
Enséñanos a comprometernos,
con nuestros pastores,
en la nueva evangelización
haciendo de nuestras vidas
testimonios eficientes de amor a Ti y a nuestros hermanos.
Te lo pedimos por Jesucristo,
el testigo fiel y veraz,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.