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3° de Cuaresma. Morado.
(San Cirilo de Jerusalén).
Os 6, 1-6; Sal 50, 3-4. 18-21ab.

Evangelio según San Lucas 18, 9-14

Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo esta parábola: Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas”. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!”. Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.

40 acciones que transformarán tu vida en esta cuaresma

Obra de caridad. La limosna es un acto de amor concreto dirigido hacia los demás. Este acto puede manifestarse de diversas formas, como un trato amable, palabras bondadosas o acciones respetuosas. Pero la limosna tiene un sentido especial, ya que implica privarnos de algo para dárselo a alguien más. Es un acto de desprendimiento y una actitud de apertura hacia los demás. La limosna no se trata solo de dinero, sino de un gesto de generosidad que nace desde nuestro interior. Hoy vamos a ayunar de gastos innecesarios y ofrecer ese dinero a una obra de caridad, fundación u ONG que sabemos que brinda atención, contención y promoción humana. De esta manera, podremos ayudar a los demás y sentirnos más conectados y solidarios con nuestra comunidad.

Javier Rojas, SJ.