De la feria.
Dn 3, 1. 4. 5b-6. 8. 12. 14-20. 24-25. 28; Dn 3, 52-56.
Evangelio según San Juan 8, 31-42
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres”.
Ellos le respondieron: “Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: ‘Ustedes serán libres’?”.
Jesús les respondió: “Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto al Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre”.
Ellos le replicaron: “Nuestro padre es Abraham”. Y Jesús les dijo: “Si ustedes fueran hijos de Abraham, obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre”.
Ellos le dijeron: “Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios”. Jesús prosiguió: “Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió”.
La misericordia es la capacidad de perdonar y olvidar. Deja ir el pasado y vive el presente.
La misericordia es la capacidad de perdonar y de ejercer la libertad. Es un acto de valentía y coraje que nos libera de las cadenas del pasado y nos permite vivir plenamente en el presente. Es una decisión que tomamos con nosotros mismos, una oportunidad para sanar, para crecer, para amar, para liberarnos de aquello que nos ata, nos hiere y nos daña.
Dejar ir el pasado y vivir el presente no es olvidar el daño o dolor, sino elegir soltar lo que nos hace daño. No te quedes atrapado en los errores o heridas del pasado, sino aprende de ellos y utilízalos como escalones para alcanzar nuevas alturas. Cada día es una nueva oportunidad para empezar de nuevo, para hacer las cosas de manera diferente, para hacer las cosas mejor.
Paul Boese dijo una vez, ‘El perdón no cambia el pasado, pero sí amplía el futuro’. Es verdad que no podemos cambiar lo que sucedió, pero si podemos cambiar cómo queremos vivir hacia adelante. Podemos elegir perdonar, podemos elegir dejar ir, podemos elegir amar.
¡Recuerda siempre! Practicar la misericordia no significa cambiar tu pasado, sino modificar tu presente y tu futuro. Perdona, suelta, y vive el presente. Porque la misericordia es la clave para un futuro lleno de amor, de paz y de felicidad.
Javier Rojas, SJ.
Camino de Cuaresma.
Una luz en el desierto – Parte 16.