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1° Miércoles de Cuaresma. Morado.
Jon 3, 1-10; Sal 50, 3-4. 12-13. 18-19.

Evangelio según San Lucas 11, 29-32

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: Ésta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.

El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay Alguien que es más que Salomón.

El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay Alguien que es más que Jonás.

La misericordia no es solo perdonar a los demás, sino también perdonarte a ti mismo. Libérate de la culpa y vive la cuaresma con un corazón ligero

La misericordia no es solo perdonar a los demás, sino también perdonarte a ti mismo. Este acto de auto perdón representa un paso vital hacia liberarnos del peso de la culpa y el arrepentimiento sincero. En el periodo cuaresmal, se nos alienta a reflexionar sobre nuestras acciones y buscar la reconciliación, no solo con los demás, sino también con nuestro propio ser.

Despójate de la carga de la culpa y atraviesa la Cuaresma con un corazón desahogado. La culpa puede transformarse en una carga pesada, pero la clemencia y el perdón actúan como llaves liberadoras que desatan las cadenas de este sentimiento. Al concedernos el perdón a nosotros mismos, podemos deshacernos del fardo de la culpa y transitar la Cuaresma con un corazón más liviano y liberado.

Platón expresó alguna vez: ‘Sé amable, porque todos los que conoces están luchando una dura batalla’. Esta cita nos hace recordar que todos enfrentamos desafíos y batallas en nuestras vidas. La benevolencia y la compasión son obsequios valiosos que podemos brindar tanto a otros como a nosotros mismos en medio de dichas contiendas.

Entonces, en esta Cuaresma, recordemos otorgar perdón, no solo a otros, sino también a nosotros mismos. Recordemos practicar la amabilidad, reconociendo que cada uno está librando sus propias batallas. Y tengamos presente vivir con un corazón aligerado, liberado de la culpa gracias a la misericordia y el autoperdón.

Javier Rojas, SJ.
Camino de Cuaresma.
Una luz en el desierto – Parte 4.