La Presentación de la Santísima Virgen María. (MO). Blanco.
Za 2, 14-17; (Sal) Lc 1, 46-55.
Evangelio según San Mateo 12, 46-50
Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte”. Jesús le respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”. Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
Madre, tu misterio
En tus entrañas de amor me gestaste muy dentro
hablándome al oído y escuchando mi silencio.
Diciendo que esperabas junto a mi Padre tierno
y que el mundo al que llegaba, podía ser más bueno.
Que así lo sería si prendido a tu pecho
no olvidaba nunca de compartir mi alimento;
si agarrado a tu mano conservaba hasta viejo,
que solo no podría levantarme del suelo;
si alzado en tus brazos, veía aún más lejos,
que ser así amado era todo mi crédito.
¡Qué grande, Madre, tu misterio!
para llevar con amor el peso de mi cuerpo
y el del ingrato gesto
con que a veces vuelvo
a recibir lo que soy…
sin darte siquiera el vuelto.
Javier Albisu.