3° durante el año. Verde.
Semana 3ª del Salterio.
Is 8, 23—9, 3; Sal 26, 1. 4. 13-14; 1Co 1, 10-14. 16-17.
Evangelio según San Mateo 4, 2-23 (f.c. 4, 12-17)
Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: “¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.” A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca». Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres». Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron. Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente.
Puntos para tu oración
En la oscuridad es donde la luz adquiere toda su maravilla y esplendor. Es en la oscuridad donde podemos reconocer la luz para apreciarla. Y es en la oscuridad donde la luz se convierte en el faro que nos guía para continuar hacia delante.
La mayoría de nosotros tememos a la oscuridad por la inseguridad que nos provoca. Nos atemoriza no ver qué hay y sospechamos que algo malo puede ocurrirnos en esa situación. Esto que nos sucede en la vida cotidiana también nos pasa en la vida espiritual. Despreciamos la oscuridad, la noche oscura, la desolación porque nos deja indefensos ante una situación que creíamos estaba resuelta o controlada y nos enfrenta a nuestros propios límites. Sin embargo, son en esos momentos cuando podemos volver a recuperar lo esencial.
Jesús citando al profeta Isaías dice: «A los que andaban en oscuridad de muerte una gran luz les brilló». Este es el anuncio de que los tiempos de incertidumbre terminan porque están a punto de conocer la verdad, una verdad que los hará libre.
Para muchos de nosotros los momentos de oscuridad es un tiempo “malo”. Y básicamente lo es cuando no coincide con lo “bueno” que queríamos que sucediera. Es decir, cuando un hecho cualquiera viene a arruinar un plan o proyecto que deseábamos que aconteciera de un modo distinto. Decimos: ¡estos son malos tiempos!
Ahora bien, todo tiempo “malo” pasa, como pasan también los tiempos “buenos”. Y si el tiempo “malo” no pasa con la velocidad que quisiéramos es porque ese tiempo
que llamamos “malo” está ahí para que aprendamos algo. Ese “mal tiempo” donde
percibimos oscuridad es donde vamos a descubrir la luz que brilla para volver a recuperar lo verdaderamente importante para nuestras vidas.
Javier Rojas, SJ.
Estar reconciliados con la vida
Esta mañana sentí una enorme tranquilidad en mí. Como después de desatarse una tormenta. Noto que siempre vuelve de nuevo. Después de días de mucha e intensa vida interior, aspirando a conseguir claridad y con dolores de parto por frases y pensamientos que no quieren nacer en absoluto y después de exigirme rigurosamente para lograr lo más importante y lo más necesario, encontrar la propia forma, etc.
Entonces de pronto se me cae todo el peso de encima, aparece un cansancio bienhechor en mi cerebro, que ha dejado de agitarse, y surge una especie de bienestar en mí y hacia mí, y a parece un velo, a través del que se ve la vida de una forma más suave y amable. Estar reconciliada con la vida. No soy yo como individuo quien quiere o debe hacer algo. La vida es grande y buena, fascinante y eterna. Cuando se pone demasiado énfasis en uno mismo y se agita y se irrita, entonces se escapa ese gran y poderoso flujo que es la vida. Esos son los momentos auténticos -y yo me siento muy agradecida- en los que queda descartada toda ambición personal, en los que, por ejemplo, se calma mi anhelo de conocimiento y sabiduría. Entonces me sobreviene de pronto, como un golpe de ala, un pedacito de eternidad.
Etty Hillesum.