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Feria. San Clemente I. (ML). Verde/Rojo.
1M 2, 15-29; Sal 49, 1-2. 5-6. 14-15.

Evangelio según San Lucas 19, 41-44

Cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: “¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios”.

Un corazón agradecido

Querido Señor, voy a seguir inquieto, tenso e insatisfecho hasta que pueda estar totalmente es paz en tu casa. Pero sigo en camino, sigo viajando, todavía cansado y fatigado, y preguntándome si alguna vez llegaré a la ciudad sobre la colina. Como Vincent Van Gogh, sigo preguntándole a tu ángel que encontré en el camino: “¿Sigue el camino todo el tiempo hacia arriba?” Y la respuesta es: “Sí, justo hasta el final.” Y vuelvo a preguntarle: “¿Y andar ese camino me llevará todo el día?” Y la respuesta es: “Desde la mañana hasta la noche, amigo mío”.

Entonces, Señor, sigo; cansado, a menudo frustrado, irritado, pero siempre con la esperanza de llegar, algún día, a la ciudad eterna lejana, resplandeciente en el sol de la tarde.

No hay certidumbre de que mi vida sea más fácil en los años venideros, o que mi corazón esté más calmo. Pero existe la certeza de que Tú me estarás esperando y que me recibirás en casa cuando haya perseverado en mi largo viaje a tu casa.

Oh, Señor, dame el coraje, la esperanza y la confianza. Amén.

Henri Nouwen.