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Feria (Verde) o Memoria libre (Blanco). Bienaventurada Virgen María, Reina de la Paz. San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia.
2Sam 7, 4-17; Sal 88, 4-5. 27-30.

Evangelio según San Marcos 4, 1-20

Jesús comenzó a enseñar a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla. Él les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba:

“¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no había mucha tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó. Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no dio fruto. Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno”.

Y decía: “¡El que tenga oídos para oír, que oiga!”. Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor de él junto con los Doce le preguntaban por el sentido de las parábolas. Y Jesús les decía: “A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera, todo es parábola, a fin de que miren y no vean, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan y alcancen el perdón”.

Jesús les dijo: “¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás? El sembrador siembra la Palabra. Los que están al borde del camino son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos. Igualmente, los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría; pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumben.

Hay otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los demás deseos penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa. Y los que reciben la semilla en tierra buena son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno”.

Reina con tu paz, oh dulce María

María, muchacha humilde,
te hiciste una rosa grande
muy bella y perfumada,
en tu sencillez de Madre
perfumas a quienes te aman.
Maria,
mi MADRE AMADA
si eligiera un ramo de flores
para llevarte hasta el cielo
te regalaría violetas
sencillas y perfumadas.
María,
que en el silencio,
soportaste
ese dolor tan grande,
nos aceptaste como hijos
sin negarte ser nuestra madre,
se que sufres mucho hoy
por aquellos que no pueden abrirte el corazón.
María, muchacha joven,
que dijiste un SI tan grande,
cada cuenta que recemos hoy
elevalas como siempre, a mi querido señor
para que EL con inmenso AMOR
nos traiga el perdón y la unión
que cese al fin la guerra ,
también la que existe en el corazón
de esos hombres
que no conocen la compasión y el amor.
María,reina del cielo,
ven  como en cada rosario
acercarte a nosotros
eleva las oraciones
para que pronto termine
la guerra y triunfe por siempre la PAZ.
No llores MADRE querida
que no ha sido en vano a la tierra tu venida.
Somos muchos los que confiamos
y con el corazón te amamos.

Mariana Longo.