San Bartolomé. (F). Rojo.
Apo 21, 9b-14; Sal 144, 10-13b. 17-18.
Evangelio según San Juan 1, 45-51
Felipe encontró a Natanael y le dijo: “Hemos hallado a Aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret”. Natanael le preguntó: “¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?”. “Ven y verás”, le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: “Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez”. “¿De dónde me conoces?”, le preguntó Natanael. Jesús le respondió: “Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera”. Natanael le respondió: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”. Jesús continuó: “Porque te dije: ‘Te vi debajo de la higuera’, crees. Verás cosas más grandes todavía”. Y agregó: “Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
Amigo
¿Y qué es de mí sin tí? ¿Qué haré sin tu amistad? Señor eres mi eterno amigo. Tus palabras me guían, Tú estás junto a mí. Tú me das tu paz. Tú estás conmigo.
Vienes, me visitas. Tú estás conmigo de muchas maneras. Vienes en la sonrisa de mi amigo que ha triunfado. Vienes en el llanto de mi amigo que todo lo ha perdido. Vienes en el sufrimiento de mi amigo que vive en la enfermedad. Vienes en mi amigo que vive enamorado. Vienes en el amigo que me abraza en la soledad. Vienes en el amigo que comparte mi alegría. Vienes en el amigo que me consuela en el dolor. Vienes en el amigo que me hace sonreír. Vienes cada día y no te veo Vienes y no te reconozco.
Marcas la diferencia entre mi soledad y tu cercanía. Ayúdame Señor a reconocerte, Ayúdame Señor a amarte. Y en lugar de decirte ¡Ven Señor! Decirte: ¡Voy Señor!
Ernesto Camarena Báez.