24

Cargando Eventos

25° durante el año. Verde. Semana 1ª del Salterio.
Is 55, 6-9; Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18; Flp 1, 20-26.

Evangelio según San Mateo 19, 30−20, 16

Jesús dijo a sus discípulos: “Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros, porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: ‘Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: ‘¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?’. Ellos les respondieron: ‘Nadie nos ha contratado’. Entonces les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’. Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros’. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada’. El propietario respondió a uno de ellos: ‘Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?’. Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos”.

Puntos para tu oración

Los oyentes judíos sabían ubicar a los personajes: la viña es el mundo, su dueño y propietario es Yahvé Dios, los trabajadores somos los seres humanos. Dios nos sale a buscar para que trabajemos por cuidar su creación y sacar lo mejor de ella. Y nos sale a buscar en cualquier momento de nuestra vida: en sus inicios, en la mitad, en los últimos años. Podemos contemplar las personas que pasan el día en plazas, sin hacer nada. Es la antesala de la depresión, a merced de la primera adicción que se presente.

El término ἀργός significa no solamente “sin empleo”, sino también “inactivo, ocioso, de ningún valor”. Justamente cuando sentimos que nuestra vida no tiene valor, o cuando sentimos que no podemos hacer nada por mejorar, cuando todo parece hundirse… ahí mismo sale Dios y nos confía sus bienes, varias veces en la vida. El propietario contrata a quienes nadie ha contratado, y tan solo por una hora.

Además, no busca expertos en vinicultura o trabajadores con experiencia, sino gente ociosa en una plaza. Los oyentes de Jesús no salían de su asombro al oír esta parábola. A estos últimos, los descartados del sistema, los considerados inútiles e inservibles, a esos son los que Dios llama. También podemos detenernos en el conflicto salarial de estos viñadores. “Les pagaré lo que sea justo” había dicho el propietario, y así fue; sólo que la justicia romana se definía en “dar a cada uno lo debido”, en cambio la justicia bíblica es “dar a cada uno lo que necesita”. Por eso las palabras del propietario “¿por qué miras mal que yo sea bueno?”. Para Dios, lo justo es haber integrado a la mayoría posible en el cuidado de su creación; y para nosotros, no hay mayor bondad y justicia que haber sido dignos de su confianza. Sin esta lógica del don, fácilmente caemos en la meritocracia de los fariseos.

Agustín Rivarola, SJ.