San Marcos, evangelista. (F). Rojo.
1 Ped 5, 5b-14; Sal 88, 2-3. 6-7. 16-17.
Evangelio según San Marcos 16, 15-20
Jesús elige a una mujer como apóstol de los apóstoles
«María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: ‘He visto al Señor’, y las cosas que le había dicho» (Jn 20, 18).
Lo mismo que María Magdalena decimos hoy nosotros: «Me han quitado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Marchamos por el mundo y no encontramos nada en qué poner los ojos, nadie en quien podamos poner entero nuestro corazón.
Desde que tú te fuiste nos han quitado el alma y no sabemos dónde apoyar nuestra esperanza, ni encontramos una sola alegría que no tenga venenos.
¿Dónde estás? ¿Dónde fuiste, jardinero del alma, en qué sepulcro, en qué jardín te escondes?
¿O es que tú estás delante de nuestros mismos ojos y no sabemos verte?
¿Estás en los hermanos y no te conocemos?
¿Te ocultas en los pobres, resucitas en ellos y nosotros pasamos a su lado sin reconocerte?
Llámame por mi nombre para que yo te vea, para que reconozca la voz con que hace años me llamaste a la vida en el bautismo, para que redescubra que tú eres mi maestro.
Y envíame de nuevo a transmitir tu gozo a mis hermanos, hazme apóstol de apóstoles como aquella mujer privilegiada que, porque te amó tanto, conoció el privilegio de beber la primera el primer sorbo de tu resurrección.
José Luis Martín Descalzo