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Feria. San Beda el Venerable. San Gregorio VII, papa. (ML). Blanco.
Hch 22, 30; 23, 6-11; Sal 15, 1-2. 5. 7-11.

Evangelio según San Juan 17, 20-26

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y Oró diciendo: Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -Yo en ellos y Tú en mi – para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que Tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mí. Padre, quiero que los que Tú me diste estén conmigo donde Yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero Yo te conocí, y ellos reconocieron que Tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que Tú me amaste esté en ellos, y Yo también esté en ellos.

Luces de Resurrección

Practicar la paciencia. La paciencia es una virtud que a menudo necesitamos en nuestra vida diaria, pero puede resultar especialmente desafiante en momentos de dificultades, incertidumbre o pruebas.

La resurrección de Jesús no recordará siempre que la vida triunfa sobre la muerte y que la esperanza prevalece en medio de la adversidad. Jesús soportó la crucifixión y la tumba durante tres días, antes de resucitar y con ello demostró su victoria sobre el pecado y la muerte. Su paciencia y perseverancia en medio del dolor nos enseñó qué importante es de confiar en Dios y mantener firma la esperanza en los momentos más oscuros.

Jesús eligió entregarse por nosotros, demostrando una paciencia infinita y una comprensión compasiva hacia nuestras debilidades y errores. Su resurrección nos invita a reflejar esa misma paciencia y compasión hacia los demás, recordándonos que todos somos seres humanos imperfectos que necesitamos de paciencia y perdón.

La resurrección de Jesús nos anima a tener una perspectiva eterna y a confiar en el plan de Dios, aunque no siempre podamos comprenderlo completamente en el momento presente. Nos enseña que, a veces, el camino hacia la redención y la restauración puede requerir tiempo y paciencia, pero que la recompensa final vale la pena. Nos inspira a perseverar en la confianza y la esperanza, incluso cuando enfrentamos desafíos y obstáculos en nuestra vida cotidiana.

Recuerda: mantener la fe en los momentos de oscuridad, todos necesitamos de paciencia y perdón y confiar en el plan de Dios.

Oración por la Patria

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.

Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

Amén.