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1º de Cuaresma. Morado.
Gén 2, 7-9; 3, 1-7; Sal 50, 3-6a. 12-14. 17; Rom 5, 12-19 (o bien 5, 12. 17-19).

Evangelio según San Lucas 4, 1-13

Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo entonces: «Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan». Pero Jesús le respondió: «Dice la Escritura: “El hombre no vive solamente de pan”». Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo: «Te daré todo este poder y esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá». Pero Jesús le respondió: «Está escrito: “Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto”». Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “El dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden”. Y también: “Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra”».

Puntos para tu oración

El relato de las tentaciones de Jesús resume algunas de las pruebas que tuvo a lo largo de toda su vida. El Demonio aprovecha los momentos de debilidad para meterse por las puertas de nuestras necesidades y debilidades, como le pasó a Jesús que “después de ayunar tuvo hambre”.

La primera tentación es sobre la necesidad de alimentarnos y en general con el deseo de “llenar” nuestros vacíos, soledades, carencias. Siempre ha estado y está presente la tentación de idolatría que es pedir que las criaturas, es decir las personas y las cosas limitadas se transformen en nuestros “diosecillos”, en nuestro centro, en nuestra esperanza.

Lo que podemos aprovechar en esta oración para aplicarlo a nuestra vida y preguntarnos ¿De qué estoy viviendo? A ¿Qué le pido que sea mi “pan” o mi sustento? ¿cómo es mi manera de comer, beber, usar de las redes sociales, gastos, relaciones personales, etc? No hace falta negar nuestra condición humana necesitada y frágil, pero es fundamental detenernos para ver cómo estamos relacionándonos con todas las cosas para pedir a Dios que nos de la Gracia de ordenar (y no anular) nuestros afectos, apetitos y deseos para llegar a un modo de relación que nos hagan más libres, sanos, fuertes y vitales para un mayor amor y disfrute de lo que el Señor nos regala.

Germán Guidi, SJ

40 acciones que transformarán tu vida en esta cuaresma

Buscar la comunión en lo diverso. Una tarea pendiente es saber encontrar la unidad en la diversidad y resaltar lo que nos une más que lo que nos separa. Con la familia y los amigos siempre hay cosas que nos unen y otras que nos distancian. Hoy haremos un esfuerzo mayor por hablar solo de aquellas cosas que nos unen en la familia y con los amigos y evitar las conversaciones que nos enfrentan y distancian. Esta es una manera de buscar siempre la comunión. Ayuna de las conversaciones que dividen y separan.

Javier Rojas, SJ.