Feria. Verde.
Santa Ángela de Mérici, virgen. (ML). Blanco.
Hb 10, 32-39; Sal 36, 3-6. 23-34. 39-40.
Evangelio según San Marcos 4, 26-34
Jesús decía a sus discípulos: “El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha”. También decía: “¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra”. Y con muchas parábolas como éstas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
No podemos con todo
A veces nos centramos en lo que no podemos y nos olvidamos de lo que podemos. Si somos sinceros, a veces dedicamos muchos momentos a fijarnos en las limitaciones y dificultades de muchas situaciones del día a día y poco a poco vamos limitando los podemos que están en nuestra mano.
Es cierto que quizás no podemos solucionar el mundo, evitar muchas injusticias, mejorar muchas situaciones del día a día… pero seguro que en medio de todas estas situaciones hay algún podemos que esté en nuestras manos, algo tan sencillo como una palabra, un gesto, un silencio, una llamada, una sonrisa, un abrazo, un rato de conversación, un agradecimiento, una mirada cómplice, un wasap, un café…
Tampoco Jesús fue capaz de solucionar todas los problemas que se presentaron en su día a día, pero nunca se centró en lo que no podía, sino que su mirada siempre fue la de quien quiere ser fiel a su misión y al Padre, y así pudo centrarse en lo que podía: anunciar, ayudar, sanar, denunciar, acoger y así salvar.
Y yo, y tú, y nosotros ¿qué podemos…?
Agustín Couto Picos.