Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. (F). Blanco.
Dn 7, 9-10. 13-14 (o bien: Apo 12, 7-12a); Sal 137, 1-5.
Evangelio según San Juan 1, 47-51
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: “Éste es un verdadero israelita, un hombre sin doblez”. “¿De dónde me conoces?”, le preguntó Natanael. Jesús le respondió: “Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera”. Natanael respondió: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús continuó: “Porque te dije: ‘Te vi debajo de la higuera’, crees. Verás cosas más grandes todavía”. Y agregó: “Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
Santos Arcángeles
San Miguel, escudo protector para hacer frente a los ataques del demonio; San Gabriel, el que anuncia la buena noticia, patrono de los comunicadores; San Rafael, compañero de Tobías en su viaje para conseguir una santa esposa.
Que con la presencia continua de los santos arcángeles, lleguemos a lo que Dios pensó desde siempre para cada uno de nosotros.
Los invito a rezar esa oración antigua, pero tan bella, al arcángel Miguel, para que siga luchando para defender el misterio más grande de la humanidad: que el Verbo se ha hecho Hombre, ha muerto y resucitado. Éste es nuestro tesoro. Que Él siga luchando para custodiarlo.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Papa Francisco.