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Misa a elección. IV de Pascua. Blanco. San Pío V, papa. (ML). Blanco.
Hech 14, 19-28; Sal 144, 10-13ab. 21.

Evangelio según San Juan 14, 27-31a

A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: ‘Me voy y volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: Él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado”.

Jesús anuncia que seguirá siempre con nosotros

«Yo estaré con ustedes hasta la consumación del mundo» (Mt 28, 20) «Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos.» Esta fue la más grande de todas tus promesas, el más jubiloso de todos tus anuncios. ¿O acaso tú podrías visitar esta tierra como un sonriente turista de los cielos, pasar a nuestro lado, ponernos la mano sobre el hombro, darnos buenos consejos y regresar después a tu seguro cielo dejando a tus hermanos sufrir en la estacada? ¿Podrías venir a nuestros llantos de visita sin enterrarte en ellos? ¿Dejarnos luego solos, limitándote a ser un inspector de nuestras culpas? Tú juegas limpio. Dios. Tú bajas a ser hombre para serlo del todo, para serlo con todos, dispuesto a dar al hombre no sólo una limosna de amor, sino el amor entero. Desde entonces el hombre no está solo, tú estás en cada esquina de las horas esperándonos, más nuestro que nosotros, más dentro de mi mismo que mi alma. «No los dejaré huérfanos», dijiste. Y desde entonces ha estado lleno nuestro corazón.

José Luis Martín Descalzo