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5° de Pascua. Blanco.
Hech 6 1-7; Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19; 1Ped 2, 4-10.

Evangelio según San Juan 14, 1-12

Durante la última cena, Jesús dijo a sus discípulos: “No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, ¿les habría dicho a ustedes que voy a prepararles un lugar? Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde Yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy”. Tomás le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?”. Jesús le respondió: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que Yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que Yo hago, y aún mayores, porque Yo me voy al Padre”.

Puntos para tu oración.

Qué difícil nos resulta escuchar que nos digan que no nos inquietemos cuando vivimos tiempos de tanta incertidumbre. Jesús parece que nos desafía para que pasemos de la inquietud a una mayor confianza, a una fe más fundante.

Como Tomás quizás no le preguntamos a dónde estás yendo sino quizás ¿Señor a
dónde estamos yendo? Y Jesús que es: Camino, Verdad y Vida nos tiene en cuenta, nos conoce. Esa duda de Tomás plantea de fondo una exigencia de certeza que borra toda inquietud, pero también tiende a borrar la misma confianza, la misma fe; ya que la respuestala tenemos en ese Jesús presente y cercano.

La inquietud ¿es un sentimiento que puede estar presente en la consolación? ¿O será
siempre sinónimo de desolación? En los momentos finales con los discípulos, dentro de un extenso discurso, Jesús se proclama ‘Camino, Verdad y Vida’. Tres realidades de las que no nos podemos adueñar; así como tampoco a Dios podemos abarcar ni poseer.
Camino para transitar, verdad para compartir, vida para celebrar. Todo camino tiene destino de encuentro: se transita en clave de esperanza. ¿Qué esperas encontrar hoy? ¿Hacia dónde quisieras orientar tu trayecto?

La verdad, más que para ser dicha, está para ser amada. En el amor, al darse, no se extingue: al contrario, al compartirse se multiplica y aumenta su alcance. ¿Cómo me relaciono con mi verdadero ser? ¿Qué aspectos de mi interior precisan luz para
revelarse? La vida que Dios comparte es ‘vida en abundancia’. Plena de sentido, de dignidad, de justicia, de paz. Y en esta paz se inspira el agradecimiento más grande, a tanto bien recibido. Y se reconoce la invitación a la fiesta del Reino.

¿Percibo, en la cercanía de Dios, el regalo del amor infinito? ¿Cómo se transforman mis actitudes, palabras y acciones, cuando celebro la vida de Dios en mí?

Marcos Alemán, SJ.

Novena a Nuestra Señora de los Milagros: «Madre, ayúdanos a ver nuevas todas las cosas en Cristo».

Día 8: Gratitud

«La gratitud es un estado de vida, una actitud, que nace de lo más hondo de nosotros cuando el amor ha comenzado a crecer. Ser agradecidos, es comprender que nadie nos debe nada, que los demás no son nuestros deudores y que nadie, ni siquiera aquellos que por algún motivo nos quitaron o no nos dieron lo que necesitábamos, están obligados con nosotros. Para ser gratuitos debemos entender que nadie, nadie nos debe nada. La gratuidad nos pone en una situación de pobreza espiritual y libertad interior para dar y recibir.

Decir «gracias» es reconocer que todo lo que sucede y vivimos es para nuestro crecimiento, para hacer aflorar y desarrollar nuestra capacidad de amar. El amor, como dice la Carta a los Corintios (1Cor 13, 4-7), es paciente y bondadoso. El amor no es envidioso, ni jactancioso, ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente y no guarda rencor. No se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.» Javier Rojas, SJ.

Oración: Madre, abre nuestros ojos para contemplar los regalos de Dios, nuestros sentidos para percibir su presencia a nuestro lado, y nuestro corazón para ser agradecidos con los demás. Que sepamos afinar nuestros oídos para escuchar su voz en todo lo creado.

Padrenuestro, Ave María y Gloria.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Virgen María, Madre de los milagros y del consuelo. Venimos a tus pies, confiado en tu amor infinito, a que nos ayudes a «ver nuevas todas las cosas» como enseñaste a tu Hijo Jesús. Te damos gracias por los favores que concedes a cuantos recurren a tu intercesión; por el consuelo que das a tantas familias que piden tu protección, por los tantos enfermos que se han sentido cuidados y sanados por tu ternura, al solo contacto con los algodones tocados con tu sudor milagroso.
Te pedimos, que nos ayudes a (se pide la gracia que se quiera alcanzar) y a abandonarnos en Dios como vos lo hiciste a sus designios. Madre de los Milagros, vos que siempre tuviste puesta tu fe en el plan de Dios, ayúdanos a confiar en sus caminos.

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