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Bienaventurada Virgen María de Luján. Patrona de la República Argentina. (S). Blanco.
Hech 1, 12-14; 2, 1-4; Lc 1, 46-55; Ef 1, 3-14.

Evangelio según San Juan 19, 25-27

Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió como suya.

Luces de Resurrección

Practicar la Compasión. La compasión es un don de la resurrección y ponerla en práctica nos permite acercarnos a los demás con amor y comprensión, como nos enseñó Jesús. La compasión es la capacidad de ponernos en el lugar del otro, de sentir su dolor y de actuar para aliviar su sufrimiento.

Jesús nos enseñó que la compasión es una de las actitudes más importantes de sus enseñanzas. Él nos enseñó que debemos amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos y que debemos estar dispuestos a ayudar a aquellos que necesitan de nuestra ayuda.

Practicar la compasión en la vida cotidiana implica aprender a escuchar a los demás, a comprender sus necesidades y a estar dispuesto a ofrecer nuestra colaboración cuando sea necesario. También significa estar dispuesto a perdonar y a dejar atrás los rencores y los resentimientos que pueden dañar nuestras relaciones con los demás.

La compasión nos ayuda a conectarnos con los demás de una manera más profunda y a entender que todos somos seres humanos con nuestras propias luchas y desafíos. Al practicar la compasión, nos abrimos a la posibilidad de aprender de los demás y de crecer como seres humanos.

Recuerda: La compasión en la vida cotidiana nos permite acercarnos a los demás con amor y respeto. No olvides que ayudar a aliviar el sufrimiento de aquellos que nos rodean es una de las enseñanzas que nos dejó Jesús. Así es como somos un reflejo del amor y la misericordia de Dios en el mundo.

Javier Rojas, SJ.

Novena a Nuestra Señora de los Milagros: «Madre, ayúdanos a ver nuevas todas las cosas en Cristo».

Día 9: Paciencia

«Dios no tiene expectativas con nosotros sino paciencia y esperanza. Nos ama tal y como somos. Cree en nosotros y confía en nuestro crecimiento y maduración. Tiene mucha más paciencia con nosotros de la que mostramos hacia nosotros mismos. Su paciencia es creadora. Nosotros necesitamos fortalecer esta virtud, para confiar en que todo proceso humano necesita de tiempo, para que lo bueno y bello, dé frutos abundantes. Ser paciente no significa ser pasivos, sino confiar esperanzadamente en el curso del tiempo. No se puede ser paciente si no hay esperanza. Si esperar es poner la confianza en Dios, tener paciencia es creer en sus tiempos y en su modo de actuar.

Necesitamos pacificar el corazón para descubrir, en lo que vivimos, las huellas del Padre que está con nosotros sosteniendo y acrecentando nuestra existencia.» Javier Rojas, SJ.

Oración: Madre, ayúdanos confiar y esperar siempre en Dios, como lo hiciste vos. A no desfallecer ante las pruebas y vicisitudes de la vida, sino a poner nuestro corazón en Dios. Que aprendamos a ver nuevas, todas las cosas en Cristo y a guardarlo en el corazón como vos lo hiciste.

Padrenuestro, Ave María y Gloria.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Virgen María, Madre de los milagros y del consuelo. Venimos a tus pies, confiado en tu amor infinito, a que nos ayudes a «ver nuevas todas las cosas» como enseñaste a tu Hijo Jesús. Te damos gracias por los favores que concedes a cuantos recurren a tu intercesión; por el consuelo que das a tantas familias que piden tu protección, por los tantos enfermos que se han sentido cuidados y sanados por tu ternura, al solo contacto con los algodones tocados con tu sudor milagroso.
Te pedimos, que nos ayudes a (se pide la gracia que se quiera alcanzar) y a abandonarnos en Dios como vos lo hiciste a sus designios. Madre de los Milagros, vos que siempre tuviste puesta tu fe en el plan de Dios, ayúdanos a confiar en sus caminos.

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